domingo, 28 de julio de 2013

No temas a cobrar por tu trabajo ni regales tu tiempo


Hace uno días estaba leyendo un articulo de la página ‘Plan Emprendedor’, el cual quiero compartir con ustedes ya que lo encontré muy interesante y creo nos pasa a todos.

¿Cuantas veces nos a costado darle el valor y cobrar en nuestro trabajo?

¿Cuantas veces nos da hasta miedo y nos ponemos nerviosos al momento de decir el precio y acabamos prácticamente regalándolo?

Bueno, el hecho es que estos temas como precios, dinero y el cobrar, despierta demasiadas emociones, las cuales muchas veces no son buenas.
Es uno de los obstáculos más frecuentes entre los emprendedores, especialmente al principio, y peor aún, hasta sucede cuando ya llevas varios años de experiencia. Pero es normal, ya que la poca costumbre o la inseguridad son las que producen en ti, este nerviosismo al momento de cobrar o dar el valor monetario por nuestro trabajo.
Sin embargo es imprescindible que controles o cambies esas creencias limitantes y pierdas ese miedo, o de lo contrario no podrás vivir de tu negocio.

Esto es cosa de mentalidad y aunque cuesta… si no lo superas, no sobrevivirás, es así de simple.

Si tienes un negocio y pretendes vivir de él (y bien), tienes que vender lo que ofreces. Aunque el problema es que asociamos este acto de vender con manipular o engañar, a lo que se tiene que añadir que se le asocia al precio de lo que uno vende con nuestro valor personal, y esto es un tremendo error. No hay precio que pueda pagar lo que tu vales y hay que tenerlo claro desde el principio.

Es por eso que hay que tener en consideración estos tres conceptos importantes:

1.- Vender es ayudar
Así es, vender no significa presionar, ni agobiar, ni engañar. Ayudamos porque ofrecemos a alguien lo que está buscando.
Cuando nos duele algo o estamos enfermos y un doctor nos ofrece sus servicios, ¿Qué esta haciendo?... ¡Ayudándonos!
Él esta ofreciéndome algo que necesito y quiero, lo que es independiente de que yo decida si contratarlo o no, depende de mí, pero él, me está ayudando.
Cuando no tienes clientes en tu negocio, y te ofrezco trabajar conmigo para compartir estrategias para conseguirlo, ¿Qué estoy haciendo? ¡Ayudándote! Y de ti dependerá el aceptarla o no.
Esto es lo mismo, si tienes algo que la gente quiere, que es útil, soluciona un problema, es precioso, lo que haces al ofrecerlo es ayudar. Esto lo tienes claro cuando te gusta lo que haces y ves el valor que tiene, y es por eso que lo enseñas con seguridad y entusiasmo.

2.- Ayudar no tiene que ser gratis
Es una creencia frecuente, y se escucha a mucha gente indignada cuando uno cobra bajo el concepto de ayuda.
¿Es por eso que vas al peluquero gratis? ¿O al dentista gratis? ¿Y donde el abogado gratis?
Que no te engañen y no te engañes a ti mismo, puedes ayudar gratis si quieres, pero no tienes porqué hacerlo, o no hacerlo solo gratis (menos con un negocio).

3.- Lo que tú haces tiene mucho valor
Cuando subestimamos lo que ofrecemos, pensamos que nadie va a pagar por eso, pero no es así, lo que hacemos tiene mucho valor y hay que ser consciente de ello.
Porque como se ha dicho, cuando de verdad crees que lo que ofreces ayuda, cuando te gusta lo que haces, no sientes que estás vendiendo y más aún, trasmites el entusiasmo.
A veces es difícil ser consciente del valor de lo que se ofrece y se necesita ayuda externa para verlo, como los testimonios o cartas de tus clientes o lectores. Si no tienes testimonios o carta de apoyo, algo que puedes hacer es escribir cómo ayuda lo que ofreces a tus clientes, en estas áreas: espiritualmente, salud, familia, dinero y futuro.
Has una lista y tenla presente para que dejes de subestimar lo que vendes.


¿Te detienes a pensar si vas a pagarle al gasfiter, al dentista, al peluquero o el televisor que compraste, o no? Ellos ofrecen un servicio y tu lo pagas y punto, es un intercambio de valor. Y que es exactamente lo mismo que en tu caso. Sólo depende de ti.

El no atreverte a cobrar solo te da desventajas que no hace falta casi que las mencione, no tienes dinero, te agobias, no te centra en lo que debes, te da mala imagen profesional, etc.
Ahora, aunque no lo creas, esto también trae ventajas, como el no dejaste salir de tu zona de confort, ya que sí cuesta pedir dinero, y ni te cuento cuando tus precios son altos. Le gustas mas a la gente, “mira que bueno él, si no me cobra casi nada…”, y en gran medida evitas críticas, “pero como vas a cobrar por eso, si este otro lo hace más barato, además somo amigos…”

Son ventajas que quizá no dejan de ser potentes, pero te toca a ti sopesar los pros y contras y decidir, ya que todo es cuestión de decidir, ¿Quieres vivir de tu negocio o quieres que siga siendo una afición?

Sé que al principio da miedo y estarás temblando, y desde luego te encontrarás con críticas, ¿Y qué? Eso es que estás haciendo algo bien, por lo menos podrás vivir de tu negocio, valorar lo que haces y sobre todo, ayudar a personas que de verdad valoran lo que ofreces, y lo más importante que es invertir en uno mismo a través de otros.
¿Te queda alguna opción? En general sí, contratar a alguien que venda por ti.

Esas son las opciones que tienes que aprender a hacer tú, contratar a alguien que lo haga por ti u olvidarte de tener un negocio.
Así que pon manos a la obra, déjate de excusas, conprométete contigo mismo y con tu negocio y al siguiente que te pida eso que haces tan bien, le cobras!



Si les gustó, comenten el artículo.
Gracias!
Hasta la próxima

Miguel Amaza




3 comentarios:

  1. Muy bueno el artículo. Me hizo recordar a un amigo que siempre trata de cobrar más barato de lo que en realidad vale su trabajo. Eso lo hace andar mal genio y pensando que le va mal.

    ResponderBorrar
  2. Gracias por tu comentario Helmudt, y tienes toda la razón, muchas veces no nos damos cuenta que nuestro negocio no funciona como queremos, y es solo porque no lo valoramos.

    ResponderBorrar
  3. justamente estoy hablando de eso, excelente articulo

    ResponderBorrar